Los bomberos en Nueva York continuaban combatiendo al menos un incendio forestal en una zona boscosa de Long Island el domingo, mientras los funcionarios advertían que los fuertes vientos dejarían a la región vulnerable a nuevos fuegos.
La gobernadora Kathy Hochul declaró un estado de emergencia el sábado después de que se desataran cuatro incendios separados en grandes extensiones de la región de Pine Barrens en Long Island, lo que provocó el cierre de la carretera y evacuaciones de una base militar.
Hasta la mañana del domingo, tres de esos incendios habían sido controlados, mientras que uno seguía ardiendo en la aldea de Westhampton, según Michael Martino, portavoz del ejecutivo del condado Suffolk, Ed Romaine.
Los equipos de bomberos locales, así como la Guardia Nacional Aérea, trabajaron durante la noche, controlando aproximadamente el 80 % del incendio, según Martino.
Añadió que la unidad de incendios del Departamento de Policía del condado Suffolk había iniciado una investigación sobre el incendio, aunque no había evidencia inmediata que sugiriera un incendio intencionado.
Al menos dos estructuras comerciales habían sido dañadas. Un bombero fue trasladado en avión a un hospital para recibir tratamiento por quemaduras en la cara el sábado.
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Los funcionarios advirtieron que los vientos fuertes continuos el domingo podrían dificultar la extinción rápida del fuego. Según el Servicio Nacional de Meteorología, se esperaban ráfagas de viento de 49 kilómetros por hora (30 millas por hora) el domingo.
«Nuestro mayor problema es el viento», manifestó Romaine en una conferencia de prensa anterior. «Está avivando este fuego».
A aproximadamente 24 kilómetros (15 millas) al oeste, los funcionarios estaban monitoreando un pequeño incendio forestal a lo largo de Sunrise Highway temprano el domingo, sostuvo el supervisor de la ciudad de Brookhaven, Daniel J. Panico. Pero no había llamas visibles hasta la mañana del domingo.
