Carlos Alcaraz, el niño que soñaba con levantar Roland Garros sentado frente la Torre Eiffel hace nueve años
Carlos Alcaraz afronta este domingo su primera final de Roland Garros, el partido en el que puede coronarse con apenas 21 años en la tierra batida de París y lograr su tercer Grand Slam. Con la Copa de los Mosqueteros soñaba ya hace nueve años a los pies de la Torre Eiffel, donde aparece en una foto ahora viral en redes tomada mientras veía un partido de aquella edición en una pantalla gigante.
Tal y como cuenta el periodista Germán R. Abril, especializado en la actualidad del murciano, ‘Carlitos’ viajó a París junto a su entrenador Carlos Santos con ocasión de un torneo internacional que se disputó en una pista instalada a los pies de la mítica torre, donde se le puede ver en la foto contemplando un partido.
Sobre esos días, el periodista antes mencionado comparte unos recuerdos del propio Alcaraz en los que hace mención al sueño de coronarse en la Ciudad de La Luz.
«He podido vivir lo que es este torneo solo una vez cuando era un niño, con 11 o 12 años. Vine a jugar el torneo sub12, en una pista que montaron en la Torre Eiffel. Fue un momento muy bonito, pude conocer a muchos jugadores extranjeros, coincidí con Holger Rune», llegó a asegurar el español.
«Pude vivir la experiencia de jugar internacionalmente. Yo salía del colegio corriendo para poder llegar a casa y enchufar la tele para ver partidos de Roland Garros. Es un torneo muy especial. Aquí los tenistas españoles han tenido mucho éxito. Quiero dejar mi huella y mi nombre en esa lista», comentó hace no demasiado Alcaraz en relación con una foto viralizada apenas horas antes de la gran final.
Quiero dejar mi huella
Zverev, al que ha batido en cuatro ocasiones y ante el que ha caído en cinco, será su gran rival en un partido solo apto para los mejores. Alcaraz ha ganado las dos finales de Grand Slam que ha jugado, el US Open 2022 y Wimbledon 2023, ahora llega el momento de aprovechar su gran oportunidad en una superficie en la que se gusta y le trae buenos recuerdos, el polvo de ladrillo de la capital francesa.