El espía soviético reclutado en Bogotá que reveló grandes secretos de la URSS

En medio de mentiras necesarias, rumores infundados y pistas falsas que, usualmente, llevaban a laberintos sin salida, Alejandra Suárez pasó gran parte de su vida tratando de descubrir quién era, en realidad, su padre.

La respuesta a la eterna y agobiante pregunta que había eclipsado sus primeros años de vida llegó a la edad de 13 años de la manera más súbita y conmocionante cuando su madre, por fin, reveló el secreto que durante años había atormentado a su familia: Alexander Dmitrievich Ogorodnik, lejos de ser el matemático alemán fallecido que le habían pintado, era un hábil e intrépido espía contratado por la Agencia de Inteligencia de Colombia y la Agencia Central de Inteligencia de EE. UU. para vigilar a la Unión Soviética durante el siglo XX.

Las llamadas secretas, los mensajes encriptados y las identidades encubiertas pronto dejaron de ser para Alejandra elementos propios de una película de Hollywood y, poco a poco, se convirtieron en los protagonistas de una vida que, a diferencia de lo que muchos podrían pensar, distaba mucho de tener un final cinematográfico feliz.

Después del revelador descubrimiento, Suárez solo ha tenido una misión en la vida: dejar en alto el legado de su padre, un espía soviético que, tras su muerte, fue tachado de traidor, pusilánime, mujeriego y alcohólico por el gobierno ruso.

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“Rusia considera a mi padre un traidor, pero hay que ser conscientes de que lo que hizo mi padre fue traicionar a la URSS”, comentó Suárez, en una oportunidad, de acuerdo con el portal ‘NIUS’.

Un espía en Moscú y una hija que busca la verdad: la historia de Trigon, el agente que cambió la KGB por la CIA https://t.co/0UWZ1ijfH5 #siempreinformado pic.twitter.com/O2wL47JCu5

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May 9, 2022

La historia de Alexander Dmitrievich Ogorodnik tiene dos caras: la oficial construida por la Unión Soviética -y mantenida hoy por la Federación Rusa- y la de Alejandra, quien ha luchado incansablemente por sacar a la luz detalles inéditos de la carrera de su padre.

El surgimiento de un espía

Los habitantes de la península de Crimea, Rusia, no lo sabían para ese momento, pero fueron testigos del nacimiento de una leyenda el 11 de noviembre de 1939. Alexander Dmitrievich Ogorodnik nació en Sebastopol y, al igual que muchos otros niños de la época, fue educado por y para servir al comunismo.

Como fiel ciudadano soviético adiestrado para dar su vida por la patria, Alexander incursionó, rápidamente, en las grandes ligas. Fungió como funcionario de segundo nivel en la Embajada de la URSS en Bogotá, no sin antes contraer matrimonio con Alexandra Ogorodnik, con quien pisó suelo colombiano de 1972 a 1975.

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En Colombia no se habla de la historia de ‘Trigon’ el espía ruso reclutado por la CIA en Bogotá durante la Guerra Fría. Todo el día leyendo sobre esta fascinante historia contada por la ex agente ‘Marti’ https://t.co/ucP5zqzBE5 y la hija de Trigon @suarezAle1851. Recomendado ! https://t.co/KOoo60LZop

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August 3, 2021

“Era una condición fundamental (estar casado) para que lo dejaran salir, porque de esta manera se creía que estaban más controlados”, explicó Alejandra en conversación telefónica con el diario argentino ‘Infobae’.

Aleksandr Ogorodnik, como realmente se llamaba, fue para la CIA el primer agente soviético que se sepa, que estuvo en situación de poder pasar información a la CIA dentro de territorio soviético

Su estancia en el país, por supuesto, no pasó desapercibida por la Agencia de Inteligencia en Colombia, quien no tardó en ponerse en contacto con él para hacerle una tentadora propuesta: convertirse en un espía infiltrado que pasase información confidencial de la Unión Soviética al gobierno estadounidense bajo el apodo de Trigón.

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“Aleksandr Ogorodnik, como realmente se llamaba, fue para la CIA el primer agente soviético que se sepa, que estuvo en situación de poder pasar información a la CIA dentro de territorio soviético. Una figura muy importante ya que, antes de trabajar para la CIA en Moscú, trabajó en la Embajada de Bogotá”, mencionó su hija en entrevista con ‘The Pocket Magazine’.

Su lealtad, aparentemente, inquebrantable con su nación se vio fragmentada por el clandestino, intenso y fugaz romance que mantuvo con Pilar Suárez Barcala, una guapa mujer de nacionalidad española que había viajado a Colombia con un inocente objetivo, ganarse la vida.

Llegó desde España el maravilloso relato de @suarezAle1851. Recomendaré esta historia cada vez que las personas crean que no vale la pena luchar por las ideas. Trigon es el héroe que contribuyó a salvar una vez al mundo del comunismo. Rusia nos espía todos los días, no lo olviden pic.twitter.com/bcuIedpxiL

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August 9, 2021

“Ellos tenían una relación secreta y en parte ese enamoramiento, junto a las diferencias con el partido comunista -que, para ese momento, tenía Alexander-, hicieron que mi padre terminara siendo reclutado por la CIA”, relató la hija del fallecido agente en diálogo con ‘La FM’.

La relación entre Pilar y Alexander, no prosperó: mientras la mujer se radicó en España, el agente soviético fue transferido al Ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú, en donde aprovechó su posición para fotografiar una gran cantidad de cables diplomáticos secretos que, en su gran mayoría, eran enviados diariamente a la Casa Blanca. Del fruto de su amor nació Alejandra Suárez.

¿Traidor soviético o héroe de Estados Unidos?

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, el panorama político mundial, lejos de mejorar, no hizo más que empeorar. En gran parte porque las relaciones de Estados Unidos y la Unión Soviética sufrieron un rápido y explosivo enfriamiento que llevó al inicio de una Guerra Fría que duró más de cuatro décadas.

En un mundo polarizado, en el que el modelo capitalista liberal estadounidense y el modelo comunista soviético no solo eran contrarios, sino incompatibles; las ayudas militares, los golpes de Estado y el espionaje se convirtieron en poderosas armas para hacerse con la victoria de la guerra.

La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico e ideológico que comenzó tras la Segunda Guerra Mundial. 

Foto:

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Fue, en medio de ese tenso y caótico contexto, que Alexander Ogorodni se convirtió en lo que es conocido hoy, un doble agente. Al inicio, se llevaba documentos de la Embajada, los fotocopiaba, los entregaba a sus contactos estadounidenses y los devolvía; sin embargo, luego llegó la T-50, una cámara diminuta que le permitía fotografiar los papeles sin necesidad, siquiera, de tocarlos.

Aunque arriesgada, esta no fue una tarea que Alexander llevó a cabo solo; por el contrario, contó con la ayuda de Martha Peterson, su enlace y quien fuese la primera mujer enviada como secretaria a la Embajada de EE. UU. en Moscú para espiar a la Unión Soviética.

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Pese a que nunca se conocieron en persona, sus vidas se vieron entrelazadas por aquellos momentos en los que intercambiaban papeles, documentos e información a través de buzones muertos.

“Marti, como me gusta llamarla, me ha comentado en varias ocasiones que no sospechaban de ella porque las mujeres lo único que podían hacer allí era ser secretarias de la Embajada. Por lo tanto, pudo saltarse todas las vigilancias habidas y por haber para hacer los intercambios con Trigon”, dijo Suárez, en una oportunidad, a ‘The Pocket Magazine’.

Todo un trabajo de investigación, la historia cálida, inquietante, interesante, del mítico espía ruso conocido como Trigon. Una historia narrada por su hija y colaboradora de Código Crystal, Alejandra Suárez Ogorodnikova»Nombre en clave Trigon»#Espionaje#Rusia #CIA pic.twitter.com/gIq3sqtQt1

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May 30, 2021

La pluma de la muerte

Al igual que el gobierno estadounidense había conseguido infiltrar un espía en el Ministerio de Exteriores de la Unión Soviética, los rusos hicieron lo propio, poniendo un ‘topo’ en la CIA.

La KGB llevaba sospechando de él meses antes de su muerte. Sabían que era Trigon. Nada más llegar a su apartamento, empezaron a sacar pruebas

Se trataba de Karel Koecher, un espía checo que terminó delatando a Alexander ante la KGB. La agencia, presuntamente, lo capturó la noche del 21 de junio de 1977, cuando regresaba a su apartamento tras realizar un intercambio con Peterson.

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“La KGB llevaba sospechando de él meses antes de su muerte. Sabían que era Trigon. Nada más llegar a su apartamento, empezaron a sacar pruebas (…) Del momento de su muerte hay dos versiones; o bien que lo detuvieron allí mismo en el apartamento o que lo llevaron a Lubianka (cuartel general de la KGB)”, mencionó la hija de Alexander a la revista anteriormente mencionada.

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Con nada más que una pluma estilográfica -en la que tenía escondida una cápsula de cianuro-, Alexander acabó con su vida ante las miradas desconcertantes de los funcionarios soviéticos en medio de espasmos y un inconmensurable dolor.

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