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Aunque los fondos de ayuda de la Agencia para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) son fundamentales para mantener importantes programas de salud, educación y apoyo a la gestión pública, ese no será el tema central en la agenda del presidente de la República cuando reciba al secretario de Estado, Marco Rubio.
Es evidente que el gobierno dominicano está preocupado por la posible deportación de unos 200 mil migrantes criollos que residen en Estados Unidos con un estatus migratorio irregular. Sin embargo, Haití será el tema principal en la agenda del gobierno dominicano.
El cese de las ayudas alimentarias a Haití, como parte de las medidas adoptadas por el presidente Trump, agravará aún más la crisis en ese país, donde el 50 % de la población ya se encuentra en emergencia alimentaria, según datos de organismos internacionales.
La posible deportación de ciudadanos haitianos también añadiría más presión a la crisis haitiana, cuyo principal ingreso proviene de las remesas. En 2023, Haití recibió casi cuatro mil millones de dólares en remesas. Lograr que los haitianos permanezcan en su país, evitando un aumento en la presión migratoria sobre República Dominicana y reduciendo los costos en salud y educación generados por esta migración, tiene un impacto mayor que cualquier ayuda financiera.
No se trata de minimizar la importancia de la asistencia de USAID, que se enfoca principalmente en salud y educación. Sin embargo, al analizar los intereses y el presupuesto del Estado dominicano, resulta más beneficioso promover la pacificación y fomentar la inversión extranjera en Haití, lo que a largo plazo significaría un ahorro para el gobierno dominicano.
La mejor política migratoria no es deportar a los que ya están, sino evitar que ingresen de manera irregular. Las deportaciones tienen un alto costo para todos los países involucrados. En Estados Unidos, por ejemplo, el tema es de gran interés porque los ciudadanos tienen un criterio claro como contribuyentes.
Los años de relativa estabilidad en Haití a finales de los 90 son un referente. No obstante, la actual crisis, originada por el devastador terremoto, agravada por dos huracanes y la creciente inseguridad, ha llevado la situación a un punto crítico.
No sé cuál será la agenda de Marco Rubio, pero estoy segura de que la del presidente Abinader será exigir que no lo dejen solo ante la tragedia de Haití.
¡Hasta la próxima!