Escrito por Iván Acosta
Hola, qué tal
Nueva York. El hermano gemelo del excomisionado de la Policía de Nueva York, Edward Caban, presuntamente se hizo pasar por él en varias comisarías para evitar investigaciones policiales sobre actividades ilegales en clubes nocturnos que pagaban una tarifa de protección, según una denuncia presentada por un teniente de la policía y difundida por The New York Post.
De acuerdo con el medio neoyorquino, James Caban se presentó en la comisaría 34, en Washington Heights, al menos cinco veces, engañando a los oficiales para que creyeran que era su hermano. Según la denuncia, su objetivo era influir en la aplicación de la ley relacionada con los locales nocturnos.
Los gemelos Caban, de 58 años y oriundos del Bronx, tienen trayectorias contrastantes: Edward Caban fue nombrado comisionado en 2023 por el alcalde Adams, pero renunció en septiembre de 2024 en medio de una investigación federal sobre el manejo de la ley en los clubes nocturnos. En cambio, su hermano James fue despedido de la policía hace dos décadas tras un altercado con un taxista.
Según la denuncia, el comandante del distrito, Aneudy Castillo, y sus subordinados facilitaron este engaño, permitiendo que los oficiales creyeran que las órdenes venían del propio comisionado de policía.
«El oficial de control de integridad siempre decía ‘Caban está llegando’», declaró al New York Post el exoficial de control de integridad del distrito 34, el teniente Emelio Rodrigues, quien presentó la denuncia. «Pensamos que era el comisionado. Lo saludé. Otros policías también lo saludaron».
Rodrigues explicó que, durante sus visitas, James Caban se reunió con el inspector Castillo y el teniente de Operaciones Especiales, Michael DiSanto. Tras estos encuentros, según la denuncia, los oficiales recibieron instrucciones de no investigar denuncias del 311 en ciertos negocios.
«A pesar de los numerosos informes de delitos, quejas por ruido e infracciones de estacionamiento, Castillo y DiSanto instruyeron a los oficiales para que cerraran inmediatamente las denuncias del 311 sin responder», detalla el documento judicial.
El comandante Castillo también intervino para impedir que los oficiales tomaran medidas, llegando incluso a llamar a supervisores desde su casa para asegurarse de que los informes no fueran debidamente documentados, agrega la denuncia.
Corrupción y favores en la Policía de Nueva York
Según la denuncia, Castillo buscaba garantizar ascensos para sí mismo y para DiSanto, a quien aseguró un aumento salarial otorgándole 40 horas extras al mes mediante asignaciones cuestionables, utilizando códigos de horas extras destinados a protestas antiisraelíes.
«Castillo y DiSanto se referían a sí mismos como ‘la mafia’, afirmando que si uno de ellos tenía un problema con (Rodrigues), todos tenían un problema con él», según la denuncia.
El teniente Rodrigues, quien presentó la denuncia, afirmó que sufrió represalias tras exponer la corrupción. Le redujeron las horas extras, lo asignaron al turno nocturno, lo sometieron a pruebas psicológicas y finalmente lo transfirieron a un puesto inferior en un tribunal penal. También le retiraron su placa y su arma.
Rodrigues, de 51 años, emigró de Jamaica a Nueva York a los 10 años y se unió al Departamento de Policía en 2002 con la intención de marcar la diferencia. Ahora enfrenta las consecuencias de haber denunciado la corrupción.
En septiembre de 2023, Castillo destituyó a Rodrigues de su puesto como Oficial de Control de Integridad (ICO).
«Destruyeron mi carrera», declaró Rodrigues. «De repente, soy una persona loca que quiere suicidarse».
Su denuncia ante la Comisión Federal de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC) alega discriminación racial y represalias.
Su abogado, Eric Sanders, advirtió que esto es solo el inicio de una demanda judicial:
«El teniente Rodrigues defendió la integridad, y el Departamento de Policía de Nueva York trató de destruir su carrera por ello. Este caso no se trata solo de un oficial, sino de exponer una cultura en la que la corrupción prospera y aquellos que hablan son castigados».
HASTA LA PRÓXIMA, AMIGOS