Juego al fútbol, luego no pienso

La polémica de esta semana estuvo en Alemania, donde el balón rueda a diario y la política ha pedido sitio. Fue Mbappé el que cogió el micrófono, en su caso altavoz, para alertar contra el peligro de los extremos, ahora que Francia se escora a estribor. El clamor contra Kylian, joven multimillonario y niño de barrio, se dividió entre la censura y el halago. De los primeros en responder fue el portero de la selección española, Unai Simón, que se metió en otro charco al decir que ‘los futbolistas al balón’, que lo de pensar y razonar en público es cosa de otros. Debe ser que jugar con los pies inutiliza la capacidad de pensar con la cabeza.