El peso de los candidatos y el voto latino en las elecciones de Estados Unidos

En política, una semana puede ser una eternidad. Pero a poco más de una semana para las elecciones legislativas en Estados Unidos, el partido republicano se perfila como el más probable ganador.

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Al menos en la Cámara de Representantes, pero quizá también en el Senado. Un escenario de pesadilla para el presidente Joe Biden, quien tendría que enfrentar los dos últimos años en la Casa Blanca con una Congreso en contra y que desde ya lo amenaza con abrirle un juicio de destitución.

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Aunque los demócratas revivieron transitoriamente tras las decisión de la Corte Suprema que acabó con las protecciones constitucionales al aborto en EE. UU., en el último mes sus posibilidades de retener el control del Congreso se disminuyeron con cada día que pasa.

La medición más precisa sobre ese deterioro es la que viene arrojando el llamado “sufragio genérico”, que mide la intención de voto de los estadounidenses frente a candidatos demócratas y republicanos.

En las últimas cinco encuestas que se conocieron esta semana, los republicanos los superan en todas. Si bien las diferencias varían, el promedio de esa distancia, según Real Clear Politics, es de casi el tres por ciento.

Pero podría ser aún más alta si se tiene en cuenta que los republicanos por lo general son subrepresentados en este tipo de sondeos y más disciplinados a la hora de votar.En septiembre, esa diferencia favorecía a los demócratas en una proporción casi similar.

Protestas a favor del derecho al aborto en Estados Unidos.

Foto:

Bloomberg

De acuerdo con el portal Cook Report, que se dedica al análisis electoral, una ventaja de ese calibre a solo días de las elecciones pone a los republicanos en una posición muy cómoda para ganar la Cámara Baja. En términos porcentuales, dice el portal, sus chances son del 80 por ciento o más.

De hecho, a estas alturas la pregunta que se hacen los analistas no es si los republicanos ganarán la cámara baja sino por cuál margen. Y la respuesta será importante porque de eso dependerá su mandato.

Un “tsunami rojo” en el que los republicanos recuperan 30 o 40 curules sería interpretado como un claro mensaje del electorado. Que, entre otras cosas, consolidaría el poder en el partido de Donald Trump, pues muchos de los candidatos fueron escogidos por el expresidente.

Pero, una victoria mínima, en medio del actual contexto en el que tienen todo servido para ganar, podría arrojar la lectura contraria.

En el caso del Senado, la situación está un poco más apretada y aún existe la posibilidad de que los demócratas mantengan el poder. Pero, eso va depender de los resultados en tres estados donde si bien las encuestas muestran un empate virtual, recientemente se movieron en la dirección de los republicanos.

The Mark Kelly vs. Blake Masters Senate race in Arizona now a toss-up, polls say https://t.co/GzyLhBJ0V0 #SmartNews

— bernard elias (@belias8)

October 29, 2022

Arizona, donde el Senador Mark Kelly se mide contra Blake Masters; Nevada, con la batalla cerrada entre la demócrata Catherine Cortez-Masto, y Adam Laxalt; y Pensilvania, que enfrenta al vicegobernador John Fetterman y el presentador de televisión Mehmet Oz son los estados volantes. Además, en Georgia, Wisconsin y Ohio, donde también hay carreras competitivas, la tendencia parece favorecer a los republicanos que ya superan a sus rivales en los sondeos.

En otras palabras, el único camino de los demócratas para retener el control de Senado es un triunfo en estos tres primeros estados. Y no se ve fácil.

Para la mayoría de analistas, la preferencia por republicanos en este ciclo electoral tiene varias explicaciones. Por un lado, el partido en el poder, en este caso los demócratas, suele perder escaño en las elecciones de mitad de término. Al menos esa ha sido la tradición a lo largo de las últimas tres décadas salvo contadas excepciones.

Adicionalmente, si bien el presidente no está en los tarjetones, su popularidad suele pesar en las elecciones legislativas.

La de Biden, que está cercana al 40 por ciento, estaría hundiendo las aspiraciones de muchos, especialmente los que compiten en estados llamados “oscilantes” que se caracterizan por su ambivalencia en política y donde pesa más el voto de los independientes.

A eso se suma el precario momento económico del país, marcado por una alta inflación (8,2 por ciento) que está golpeando el bolsillo de los estadounidenses y que es la más alta en al menos cuatro décadas.

Aunque los factores que empujan esta especie de crisis económica no han sido causados por decisiones de la actual administración o de los demócratas, el electorado suele castigar a los que están a cargo. De hecho, las elecciones de mitad de término por lo general son vistas como un referendo frente a la gestión del presidente.

“El interés por temas como el aborto y el control a las armas ha bajado en relación a las presiones económicas que son muy reales y afectan a todos. Un contexto que por supuesto beneficia a los republicanos”, afirma Benjamin Salisbury, director de investigación en Height Capital Markets,

En EE. UU. miles de personas, como las que aquí protestan ante el capitolio de Míchigan, en octubre del 2021, siguen creyendo que a Donald Trump le robaron las elecciones.

Foto:

Getty Images

Si bien el partido del elefante no ha presentado propuestas concretas para cambiar el rumbo de la inflación o bajar los precios de la gasolina -y tampoco controlan los instrumentos que lo permitirían-, se beneficia solo con resaltar el mal momento del país.

Así mismo han explotado favorablemente la crisis migratoria en la frontera sur con México, donde durante este año fiscal llegaron cifras récord de ilegales, muchos de ellos colombianos. Como en el caso de la economía, la presión en la frontera obedece a factores externos que se escapan del control del Ejecutivo. Pero, de nuevo, el manejo de la emergencia es su responsabilidad y la percepción de caos contribuye al mal ambiente que existe frente a los demócratas.

En todo caso, los ánimos están caldeados. Más de la mitad de los candidatos a la Cámara de Representantes desconocen el triunfo de Biden en los comicios del 2020 y han hecho campaña al respecto, poniendo en duda la transparencia del sistema electoral y amenazando con no aceptar la derrota si pierden. Eso se ha traducido a sectores de la población que han optado por tomar medidas para impedir un posible fraude.

En Arizona, por ejemplo, un grupo de vigilantes, vestido con camuflados y armados con rifles AK-47 ha estado hostigando a demócratas en puestos de votación. Y el pasado viernes un hombre atentó contra el esposo de la presidente del Congreso, Nancy Pelosi, utilizando palabras similares a las pronunciadas por los trumpistas que se tomaron el Capitolio el 6 de enero del 2021. Una atmósfera explosiva en un país que de por sí está polarizado hasta la médula.

SERGIO GÓMEZ MASERICorresponsal de EL TIEMPOWASHINGTONEn Twitter: @sergom68

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